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miércoles, 25 de abril de 2012

Vivir en sincronía con el universo

Después de un tiempo de no escribir en el blog, retomo esta feliz práctica para compartir con ustedes algunas experiencias que me han hecho concientizarme de que la popular frase de "Cuando te toca, aunque te quites y cuando no, aunque te pongas" es completamente cierta, y permitanme explicarles por qué.

Como parte de mi labor profesional es común que conozca gente famosa o que se quieren dar a conocer en el mundo del espectáculo. Por ello entrevisté a Alfonso Loher, un chico mexicano que está lanzando un disco. Lo que me llamó la atención de la conversación que mantuve con él es cómo inició su carrera en la música.

Y es que Alfonso, a pesar de que siempre sintió el deseo de convertirse en cantante, nunca buscó hacer realidad ese sueño. De hecho estaba estudiando Relaciones Internacionales cuando decidió irse de intercambio a estudiar un semestre a Alemania, sin siquiera pasar por su mente que esto cambiaría el rumbo de su vida.

Una vez en Alemania, Alfonso se enteró que estaban audicionando a jóvenes para un programa de televisión que tenía como objetivo reunir a cantantes que convivieran con importantes productores musicales y el que eligiera el público como ganador, obtendría un contrato discográfico.

Y qué creen? que Alfonso resultó aceptado para participar en el programa, ganó el segundo lugar y obtuvo un contrato para grabar su primer disco como solista. Qué curiosidades tiene la vida verdad? Esto sí que es estar en sincronía con el universo para estar en el lugar y en el momento indicado.

Esta historia es una muestra de que no importa cuándo, dónde o cómo llegarán las cosas, lo que está destinado para uno, siempre llegará en el momento preciso, no antes y no después.

Otra anécdota curiosa de cómo llegan las cosas, me sucedió a mí.

Hace un tiempo me fui a España a estudiar, pero lo hice de una forma muy aventurada, porque llevaba el dinero necesario para pagar la matrícula de la universidad y un poco más para mantenerme los primeros meses de mi estancia en ese país. Pero lo cierto es que debía buscar algún trabajo que me ayudara a salir adelante con los gastos.

A la par que iniciaron mis clases, emprendí la tarea de buscar un trabajo. Mi sueño es que este estuviera relacionado con la maestría que estaba realizando, pero tampoco me podía poner muy exigente, porque tenía cosas que pagar.

 Tuve algunas ofertas para cuidar a niños, algo que no estaba mal, pero tampoco era lo que yo aspiraba, así que aunque tenía que darme prisa, seguí mi búsqueda.

Un día saliendo de mis clases, caminaba por los jardines de la universidad cuando en un parabus vi un letrero que decía "Se solicita becaria de origen mexicano para trabajar en un portal de Internet". Cuando leí eso se me abrieron los ojos y estaba completamente sorprendida de que en un trabajo en Madrid estuvieran buscando justo una persona de México para  realizarlo.

Tan pronto llegué a mi casa llame al teléfono que estaba en el anuncio y me dijeron que el día siguiente era el último día para recibir los Curriculums, así que muy temprano por la mañana fui al lugar señalado. Una vez allí me hiceron algunas pruebas y me explicaron que para esta vacante se debía de cubrir el turno por la tarde, cosa que yo no podía hacer porque estudiaba.  Se lo comenté a la persona que me atendió, quien me dijo que no me preocupara y que dejara mi información, debido que era probable que salieran más ofertas.

Así que continué con mi búsqueda, de hecho ya había hablado con una señora que me había pedido le cuidara a sus hijos. Pero lo más curioso es que justo el día que le iba a decir a ella si sí o no aceptaba el trabajo, me llaman del portal de Internet al que había ido para decirme que tenían un puesto con los horarios que se ajustaban con mis clases, no es sorprendente?

Esta experiencia nuevamente prueba que el universo coloca las piezas de tal forma que se acomoden para ayudarnos, lo único que tenemos que hacer es estar atentos a las señales que se nos ofrecen.

Lo que nos sucedió a Alfonso y a mi no son casos especiales, pues esto le puede pasar a cualquiera. De hecho deben de haber millones de historias semejantes que demuestren que cuando las cosas están destinadas para uno, siempre llegan. ¿Tú tienes alguna?